El chico engañó a su abuela para que le dieran el pasaporte, le quitó a su madre la tarjeta de crédito, seleccionó las compañías en las que ya le dejaban volar a su edad aunque para ello tuviera que hacer escala en Perth. Cuando la madre cuando vio las facturas del banco se quedó de piedra.

No subestimen a ningún niño. Samantha Smith, con 10 años, vio con mucha preocupación que un hombre de hierro, antiguo kgb, como Yuri Andropov, tomara el poder en laUnión Soviética.

Así que le envió una carta pidiéndole compromiso por la paz y luego una segunda. Tanto insistió que Andropov le respondió y la invitó a la URSS.

Un gesto propagandístico para Moscú que obligó a Estados Unidos a responder también de buen talante. Ahora se la recuerda como la niña que hizo una brecha en ese muro de hielo con el que los adultos no sabían ya cómo librarse.

Los chavales han descubierto tesoros vikingos de los que no se tenían noticias, han corregido los letreros del Museo de Historia Natural de Londres y han sacado los colores a la RAE por un error en su formato digital. Como hicieron unos chavales de un instituto de Pontevedra. Así que ya lo saben, si algo se les resiste, agáchense un poco y pidan consejo.