Pero claro, ¿cómo disociar palomitas y cine? Un tándem que lleva coexistiendo desde la Gran Depresión de 1929.

Aquella crisis llevó al paro a 13 millones de personas. El cine era su único medio de evasión y además era barato. Pero para comer algo mientras veían la película, sólo podían permitirse unas palomitas de maíz.

Los vendedores de entonces cosechaban grandes beneficios porque la materia prima era barata y abundante, así que las salas de cine decidieron asociarse con ellos y fue la venta de estas la que salvó las pérdidas de los exhibidores y les ayudó a superar la crisis.