Fue el grito contra la intolerancia. The Clash fue uno de los grupos que en 1978, en el Victoria Park de Londres, quisieron rebelarse contra los prejuicios. Lo llamaron 'Rock contra el racismo'. Dos años antes, Eric Clapton gestaba el germen de ese movimiento sin saberlo.

En una de sus entonces habituales borracheras durante un concierto, instó a sus seguidores a que votasen a los conservadores para prevenir que el Reino Unido se convirtiese en una "colonia negra". Un desafortunado comentario del que se ha arrepentido muchas veces, pero que entonces provocó el efecto contrario.

'Rock contra el Racismo' ayudó a concienciar a la población y a repudiar la xenofobia en Reino Unido y acabó extendiéndose al resto del mundo gracias a ‘Free Nelson Mandela’, un tema de The Specials. Capturó la rabia que se sentía por el encarcelamiento de Nelson Mandela. Caló tanto que hasta los defensores del político sudafricano la cantaban durante las protestas.

En Reino Unido la música seguía inspirando los movimientos sociales. En los 80, Paul Weller y otros músicos trataron de concienciar a los votantes jóvenes de izquierdas de que acudiesen a votar. Querían acabar con el mandato de Margaret Thatcher. Bautizaron esta iniciativa como 'Red Wedge', homenajeando a los bolcheviques que se levantaron durante la Revolución Rusa.

Bananarama, Elvis Costello. Sade, The Smiths y muchos otros tocaron en varios conciertos arrastrando a miles de jovenes. Fueron dos maneras de instrumentalizar la música como herramienta política que hoy se recogen en un libro ganador del premio a libro musical del año en Reino Unido.