Prehistoria sepultada bajo la basura; las 300 cuevas rupestres de Cádiz son un patio de recreo. "La gente aquí escala aprovechando las fisuras y los apoyos que encuentran", explica Simón Blanco, espeleólogo.

Sobre los yacimientos, de más de 20.000 años el hombre ha vuelto a poner su huella. Eso sí, sobre la de su antepasado. "Jose firmó y bajo sus letras hay pinturas rupestres", añade Blanco.

Unas rejas son la única medida de protección, medida no muy eficaz para los espeleólogos. Blanco lamenta que "no impiden que la gente entre".

El conjunto de cuevas prehistóricas de Cádiz es uno de los 12 monumentos más amenazados de Europa y la Asociación Europa Nostra reclama que se tomen desde ya iniciativas que garanticen su conservación

"Todas las manifestaciones rupestres están protegidas por ley, por lo que todas las Administraciones tienen capacidad para intervenir en su protección", sostiene Víctor Antona, miembro del comité científico de esta asociación.

La deforestación de la zona, ha provocado, además, que la erosión arrase los vestigios y recuerdan que es deber de todos preservar la memoria y que no existan huecos enterrados bajo el olvido.