Los británicos Adele y David Bowie se han hecho con todos los premios a los que aspiraban en la 59 edición de los Grammy, un total de cinco por cabeza, en una ceremonia emotiva y con veladas críticas a las políticas del presidente de EEUU, Donald Trump.

La de Tottenham, que se convierte a sus 28 años en la primera artista que logra hacerse con la victoria en las tres categorías principales del evento por segunda vez, se ha llevado los trofeos a mejor álbum del año y mejor álbum vocal pop tradicional, ambos por '25', así como los de mejor grabación del año, mejor canción del año y mejor actuación pop en solitario, los tres por el célebre 'Hello'.

A pesar de ello, ha querido dedicar su triunfo a Beyoncé, que en su opinión debía haberse llevado el gran trofeo de la velada. "No puedo aceptar este premio", ha dicho la artista al recoger el gramófono al mejor álbum del año. "Estoy muy agradecida, pero mi vida es Beyoncé, y el mejor álbum para mí es el suyo, un trabajo monumental y bien pensado. Es un trabajo precioso donde desnuda su alma y podemos ver una parte de ella que no siempre enseña", ha agregado.

Por su parte, Bowie, fallecido en enero del año pasado, se ha llevado los cinco premios póstumos a los que aspiraba: mejor canción rock ('Blackstar'), mejor actuación rock, mejor álbum de música alternativa, mejor diseño de empaque y mejor ingeniería musical en un álbum de música no clásica, todos ellos por su último disco de estudio, 'Blackstar', el número 25 de su carrera.

El de Brixton no se hacía con un Grammy desde que en 1984 lograra el premio al mejor vídeo en formato corto, por 'Jazzin' for Blue Jean'.