Los rusos confirmaban que en mayo de 2015 captaron una extraña señal. Sin embargo, el análisis exhaustivo ha demostrado que una interferencia terrestre militar había provocado la falsa alarma.

La contaminación radioeléctrica cotidiana afecta a estos radiotelescopios. Según algunos astrofísicos, "cualquier actividad de comunicaciones, como son los teléfonos móviles o el wifi" pueden interferir, "incluso un microondas a varios kilómetros de un radiotelescopio puede crear un verdadero problema".

Dicen que la caída de un copo de nieve puede ser más intensa que una señal de radio extraterrestre, por ello, los radiotelescopios son cada vez más grandes. De hecho, en China acaban de terminar uno llamado 'FAST', con más de 500 metros de diámetro.

Nuestra tecnología y la extraterrestre podrían no ser compatibles y para solucionarlo, se estudia a los delfines. "Si no somos capaces de comunicarnos con delfines, difícilmente seremos capaces de comunicarnos con un extraterreste", declara Francisco Colomer, astrofísico del Instituto Geográfico Nacional.

Si no buscamos señales en el espacio quizá nunca encontremos respuestas, pero buscar al azar puede no ser la solución. "Las futuras búsquedas se tienen que llevar a cabo en sitios en los que sabemos que hay alguna posibilidad", añade Alejandro Sánchez, del Instituto de Astrofísica de Andalucía.

Quizá la respuesta extraterrestre llegue de lugares recién descubiertos como Próxima B, en Alfa Centauri.