La construcción del colegio se realizó bajo la técnica de las casas Earthship, un tipo de vivienda completamente realizada con materiales reutilizados como neumáticos y botellas de vidrio. De hecho, el proyecto implicó la utilización de 2.000 neumáticos, 5.000 botellas de vidrio, 2.000 metros cuadrados de cartón y 8.000 latas de aluminio.

La escuela recibe energía mediante paneles fotovoltaicos y molinos de viento y el modelo constructivo utilizado permite generar energía eléctrica, calefacción, agua corriente y alimentos orgánicos.

Sus 43 estudiantes comen los alimentos orgánicos que ellos mismo cultivan en un huerto que tiene el centro, en el que se promueve la protección de la naturaleza y cómo vivir en armonía con el medio ambiente.

El proyecto pudo concretarse con el apoyo de más de 200 empresas e instituciones del país suramericano y en su construcción, que duró siete semanas, participaron más de un centenar de voluntarios de 30 países.