La investigación, que publica la revista "Science of the Total Environment", ha sido dirigida por Teresa Vegas-Vilarrúbia, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación del Agua (IDRA) de la Universidad de Barcelona (UB), y Valentí Rull, del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA-CSIC). El trabajo concluye que la disminución de oxígeno en las masas de agua, que es un problema medioambiental en lagos y embalses de todo el mundo, está relacionado con el calentamiento global.

Para reconstruir la historia climática de los últimos 5 siglos con la máxima resolución, los científicos estudiaron este pequeño lago, que tiene un área de 0,14 kilómetros cuadrados y una profundidad máxima de 30 metros. Los ecólogos han analizado la transición de la variabilidad climática natural en el estanque desde finales de la pequeña edad de hielo -un periodo frío de mediados del siglo XIV- hasta el siglo XXI para averiguar el origen natural o antrópico de la variabilidad climática en los últimos 500 años, un periodo donde se incluyen las emisiones de gases de la época industrial.

Los expertos han aplicado técnicas paleoclimáticas y paleolimnológicas de alta resolución para estudiar los sedimentos lacustres y el grado de oxigenación y de la estratificación de la columna de agua (medida de presión) en el estanque. Según ha explicado la profesora de Biología y Ecología de la UB, Teresa Vegas-Vilarrúbia, durante los últimos 500 años, se han producido episodios significativos de oxigenación de las masas de agua del estanque. "Desde hace muchos años, se pensaba que el lago de Montcortès no se oxigena casi nunca y que sus aguas profundas no se mezclaban con las superficiales", ha detallado Vegas-Vilarrúbia.

"A partir de 1900, la población humana disminuyó drásticamente en el pueblo de Montcortès y también en el Pallars, una tendencia inversa a la mostrada por las poblaciones de otros lagos de todo el mundo, afectados por la hipoxia de reciente origen antrópico", ha precisado. Esta disminución de las actividades humanas alrededor del lago se mantiene hasta la actualidad, y ha favorecido la reoxigenación de la columna de agua, pero a partir de 1970 la oxigenación de las masas de agua se debilitaron nuevamente, y aumentó la presencia de bacterias fotosintéticas del azufre, que son indicadores de condiciones de hipoxia o falta de oxígeno.

Según el estudio, este proceso es coincidente con el incremento de las temperaturas atmosféricas máximas y mínimas anuales. "Las evidencias de las últimas décadas -según Vegas-Vilarrúbia- indican que el calentamiento global tiene un papel central en la pérdida de oxígeno disuelto (hipoxia y anoxia) en las masas de agua continentales, independientemente de si la anoxia tiene causas naturales o deriva de actividades humanas". "El caso del lago de Montcortès es curioso y parece mostrar claramente el vínculo entre el calentamiento global actual y la pérdida de oxígeno disuelto", ha concluido la bióloga.