La contaminación ambiental afecta a las mujeres embarazadas más de lo que creíamos, y es que según el neurólogo Javier de Miguel, "los hijos de madres expuestas a zonas con alta contaminación pueden tener un riesgo mayor de tener una peor función pulmonar que los hijos de madres que no han tenido tanta exposición a contaminación ambiental".

Lo confirman nuevos estudios de universidades británicas y españolas. Las embarazadas que viven en zonas con intenso tráfico rodado, industrias o emisiones de calefacción tienen los mismos riesgos para la salud del feto que una mujer fumadora.

Las primeras semanas de gestación son las más críticas, y hay que evitar la exposición a los contaminantes que expulsan los coches, como el dióxido de nitrógeno o el monóxido de carbono. "El monóxido de carbono es un contaminante, entonces se ha visto que al nivel del embarazado lo que hace es robarle el oxígeno al feto y puede hacer que no se desarrolle de forma adecuada y que luego tenga un bajo peso al nacer", indica Sofía Alcalá, ginecóloga del HM Montepríncipe-Gine 4.

Un problema preocupante, pero del que muchas mujeres no son conscientes. María, embarazada de cinco meses afirma que "siempre crees que la contaminación puede afectar a cualquier persona pero no que el feto en especial pueda tener más riesgos, pero parece ser que si".

Se recomienda a las mujeres embarazadas que eviten andar o hacer ejercicio al aire libre en zonas con mayor densidad de tráfico, y lo mejor es que vayan a las zonas más verdes o al campo donde el aire puede ser más limpio. Para que también haya aire limpio en las ciudades, hay que fomentar políticas que reduzcan el tráfico rodado, que apuesten por un transporte público de calidad y por las energías renovables.