Luis almacena en su vivero 10.000 cipreses que fueron adquiridos para investigar las propiedades ignífugas de la especie. La Diputación de Valencia ha paralizado el proyecto, pero a él, la gestora, le debe 25.000 euros. "A mí lo que me interesa que me paguen lo mío y que se lleven los cipreses. Si no les buscan destino de aquí al 31 de diciembre aquí se morirán", explica Luis Ferré, propietario del vivero.

El debate sobre la resistencia al fuego de los cipreses está abierto. Bernabé es botánico y forma parte de la investigación. Asegura que está demostrado que son buenas barreras naturales contra las llamas: "El ciprés, como especie, es menos combustible que otras especies. Estamos esperando que se aporten datos científicos que contradigan lo que nosotros en este proyecto hemos desarrollado y que expliquen lo que ha ocurrido aquí en la realidad".

La imagen del incendio de Andilla de 2012 habla por sí sola. De las 23.000 hectáreas calcinadas sólo sobrevivió una parcela de cipreses. Pero hay voces críticas como la de este bombero que dice haber visto miles de ejemplares arder. "Trasladamos de manera irresponsable la sensación de seguridad a los habitantes de los entornos", explica Raúl Quílez.

Sea como sea, la empresa gestora, la antigua Imelsa, no ve motivos para seguir con el proyecto. "Cuando nos pusimos a investigar vimos que científicamente no tenía ningún peso", explica Agustina Brines, directora de Divalterra. Una investigación que se estaba realizando con la colaboración del Instituto de Protección Sostenible Italiano.