La muerte de al menos 230 jaguares en Panamá los últimos 15 años, una cifra que podría ser el triple, por la acción del hombre ha llevado a que esa especie esté en peligro de extinción, según ha alertado el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI).

"Tenemos evidencia de que han matado un mínimo de 230 jaguares en el país entre 1989 y 2014, además el número real puede ser de dos o tres veces mayor", ha dicho el investigador del STRI y director de la Fundación Yaguará Panamá, Ricardo Moreno.

El experto ha agregado que en 2015 fueron matados al menos 23 jaguares y que hasta septiembre de 2016 son ya 26, la mayoría de los casos en represalia por la depredación de ganado vacuno, ovejas y perros, según ha informado el STRI en un comunicado.

La investigación, dirigida por el científico y profesor de la Universidad de Wageningen Ninon Meyer, realizada en 15 parques nacionales y en bosque adyacentes al Canal de Panamá, ha motivado a los autores a concluir que el desarrollo continuo y la deforestación están interrumpiendo el flujo natural de los jaguares y sus genes, por lo que la especie está en peligro de extinción.

Moreno ha declarado que la continua expansión de la agricultura, los proyectos de desarrollo urbano, minería y las represas están limitando las poblaciones de jaguares a áreas escarpadas y montañosas.

A pesar de que el 22 % del territorio panameño posee normas de protección, varios parques nacionales no albergan el número esperado de animales, ha apuntado el Smithsonian.

A la situación también se le añade que el consumo humano de las principales especies de presa de los jaguares exacerba la depredación de animales domésticos por parte del felino, lo que ha motivado sus muertes por represalia en muchos casos registrados.

Por eso, incentivan planes de restauración forestal, tales como el Proyecto de Agua Salud del STRI, que muestran que es posible recrear el hábitat del jaguar en la región. Además de adoptar medidas sensibilizadoras en comunidades donde se registran las tasas de mortandad más alta de los felinos carnívoros.

Junto al jaguar, el pecarí de labios blancos y el tapir son indicadores de ambientes tropicales sanos, pero estas tres especies han desaparecido en áreas importantes de la sección panameña del Corredor Biológico Mesoamericano, ha apuntado la fuente.

El pecarí de labios blancos, único de los trópicos americanos, es además presa del jaguar, y está amenazado por la caza y la expansión del desarrollo urbano, que afecta además su importante papel como "arquitectos de las comunidades forestales", ya que estructuran el bosque mediante la dispersión de semillas de árboles y el pisoteo de las plantas, ha explicado el instituto científico.