Por eso, a esta circunstancia se le llama también equinoccio de primavera. En este instante en el hemisferio sur se inicia el otoño. El Observatorio Astronómico Nacional señala en un informe sobre la primavera, que el equinoccio de esta estación puede darse a lo sumo en tres fechas distintas a lo largo del siglo XXI e iniciarse entre los días 19 y 21 de marzo, con su inicio más tempranero en 2096 y el más tardío en 2003.

Las variaciones de un año a otro son debidas al modo en que la duración de la órbita de la Tierra alrededor del Sol (conocida como año trópico) encaja en la secuencia de años bisiestos del calendario. La primavera es la época del año en que la longitud del día se alarga más rápidamente. A las latitudes de la península, el Sol sale por las mañanas antes que el día anterior y por la tarde se pone después. De este modo, al inicio de la primavera el tiempo en que el Sol está por encima del horizonte aumenta casi tres minutos cada día a la latitud de la Península Ibérica.

Como es habitual, el último domingo de marzo, día 25, se producirá el cambio de hora, cuando a las dos de la madrugada habrá que adelantar el reloj hasta las tres (una hora menos en Canarias), y se recuperará así el horario de verano, de manera que ese día tendrá oficialmente una hora menos.

Durante la próxima primavera no se producirán eclipses de Sol o de Luna. En cuanto a los planetas, Venus será visible después de la puesta de Sol, y Marte y Saturno serán visibles al amanecer. Júpiter también podrá verse al amanecer al comienzo de la estación y pasará a ser visible toda la noche en mayo.

La primera luna llena de la primavera se dará el 31 de marzo, siendo el domingo siguiente, 1 de abril, el Domingo de Pascua. Las siguientes lunas llenas serán el 30 de abril y el 29 de mayo. Las lunas nuevas de la primavera sucederán los días 16 de abril, 15 de mayo y 13 de junio. Las principales lluvias de meteoros de la primavera serán las Líridas, con un máximo hacia el 22 de abril, y las Eta Acuáridas, cuyo máximo sucederá hacia el 6 de mayo.

La primavera es un buen momento para observar el cielo, pues las noches todavía son largas y hace menos frío que en invierno. Una de las constelaciones más características de esta estación es Leo, fácil de localizar hacia el sur tras la puesta de Sol por su forma de signo de interrogación invertido.

Mirando hacia el norte de Leo, puede encontrarse también fácilmente reconocible la Osa Mayor. Hacia el este de Leo destacan las constelaciones de Virgo y del Boyero, cada una con una estrella brillante: Spica en Virgo y Arturo en el Boyero. El triángulo formado por estas dos estrellas y por Régulo en Leo se denomina triángulo de la primavera, y su localización en el cielo proporciona un buen punto de partida para empezar a explorar el resto de las constelaciones visibles durante la estación.