Lara tuvo un accidente de bicicleta en el que se fracturó la octava vértebra dorsal, provocándole paraplegia y lesión medular. Lo más probable era que no pudiera volver a caminar, pero un año y medio después y gracias a la realidad virtual, Lara no usa la silla de ruedas en casa y en la calle camina más de 300 metros con andador.

Lo que ella ve con las gafas es una realidad virtual por la que su cerebro cree estar en un entorno real. Ve sus piernas avanzar y se esfuerza en imitar el movimiento.

Alberto Triano, realizador inmersivo, cuenta que "el principal reto con este proyecto era engañar al cerebro utilizando la realidad virtual, por lo que tuvimos que poner foco en conseguir ser lo más fieles posibles a la imagen real".

A través de los ojos, la imagen de las gafas llega a las neuronas espejo que responden al estímulo imitando el movimiento. El cerebro envía entonces impulsos nerviosos a las piernas o a cualquier otra parte del cuerpo obligándolo a moverse.

Con esta terapia solo se pueden tratar lesiones motoras sobrevenidas por enfermedad o por accidente. 40 pacientes han probado ya este método pionero bautizado como "neurovirtualidad".