"Estaba en el límite. La alternativa de Mike era morir miserablemente" y "no tener futuro" y "cualquier opción era mejor que esa", ha asegurado Cavadas, quien ha explicado que a ello contribuyó el hecho de que se trataba de un "tumor semimaligno, que no metastatiza, y se puede extirpar.

Si hubiera sido maligno, no era quitable". El problema de Mike Koech comenzó en 2001 al detectarse un bulto en la cara que comenzó a crecer de forma descontrolada.

Desde entonces, y hasta el año 2011 recorrió diversos hospitales en Kenya e incluso de India buscando una solución a su tumor. Sin embargo, las intervenciones que practicaban los profesionales de estos países, en lugar de revertir el problema potenciaban el crecimiento del mismo, por lo que llegaron a considerar el tumor inoperable a menos que se le extirpara la mitad de la cara.

A través de la Cruz Roja de Kenya, Pedro Cavadas conoció el caso de Mike, lo valoró y mediante su Fundación gestionó su traslado a España para ser operado en el Hospital de Manises.

Al paciente se le han realizado, en los años 2011, 2013, 2015 y la última el pasado mes de octubre, resecciones craneofaciales con reconstrucción microquirúrgica para extirpar el ameloblastoma gigante que, además, le había deformado parte de la cara.

Durante el proceso médico de este tumor maligno de bajo grado, que podría reproducirse, ha sido preciso extraer segmentos importantes del cráneo y cara y su posterior reconstrucción, según ha explicado Cavadas.

Antes de ponerse en manos del cirujano valenciano, Mike Koech había sido desahuciado por profesionales de su país y, gracias a la cooperación internacional, ha sido posible trasladarlo al Hospital de Manises para ser intervenido. Cavadas ha explicado que el tratamiento "sigue abierto", ya que al ser un tumor maligno de bajo grado "no metastatiza habitualmente pero reaparece localmente, por eso lo hemos operado cuatro veces con recidivas".

"Lo que sí sabemos es que le estamos prolongando la vida y permitiendo que cuide de su familia", afirma el cirujano valenciano, que añade que el paciente "estará en observación y si el tumor reaparece será intervenido de nuevo".

Según Cavadas, el paciente tenía limitaciones como "no tener futuro, saber que tu futuro es morir como un perro" porque el tumor "crece por días y va a ser su causa muerte sí o sí, sin probabilidad de otra opción" y además solo podía ver por el ojo derecho.

Aunque sigue teniendo limitaciones puede comer, ver "y, aunque no sabemos cuanto tiempo más vamos a proporcionarle de vida, espero que algunos años", ha señalado el cirujano. Cavadas ha explicado que entre dos cirugías Mike le llamó para comunicarle que había tenido una hija "que me la debía a mí y quería que le pusiera el nombre".

"Mi madre acababa de morir hace poco tiempo y era una persona muy emotiva y hubiera estado llorando con esta historia y decidí que le pusiera Carmen como mi madre. Creo que debe ser la única Carmen Koech que hay en Kenya", ha destacado.

Por su parte, Mike Koech, que trabaja transportando personas en una motocicleta, ha explicado que tiene tres hijas a las que tiene que "proporcionar comida, porque en Kenya hay que luchar por sobrevivir".

Pedro Cavadas también ha comentado que hizo un pacto con Mike, al que ha considerado su amigo, y en si en el "peor de los escenarios no somos capaces de controlar el tumor y es la causa de su muerte, me ocuparía de su familia".