Todavía hoy en muchas zonas rurales del mundo el agua es un lujo. En Honduras, este pequeño río canalizado no sólo sirve para regar. “La gente al no tener agua potable utiliza esta agua”, explica un hondureño.

Los habitantes de Comayagua pagan por utilizar el río con el que alimentan cultivos y sacian la sed. Pero esta fuente de vida es también su embalse de desechos. “Al mismo río al que las casas vierten sus residuos es el mismo agua de la que después la población bebe.Ellos saben que es agua contaminada pero no les queda otra solución”, explica Daniel Grasso, periodista de ‘El Confidencial’. La cooperación española ha ayudado a los habitantes de Comayagua a canalizar y reutilizar el agua de lluvia.

Se trata de un gran paso para ellos, que podría convertirse en negocio para otros. A pesar de que resulte difícil de creer. En el año 2000 a los indígenas bolivianos una empresa privada, les quiso cobrar por el agua de la lluvia. “A ese extremo ha llegado el tema del mercantilismo y querer sacarle beneficio a todos los recursos naturales”, explica Julio Barea, portavoz de la ONG ‘Greenpeace’.

Todos, como Heriberta, una ciudadana Nicaragua, deberían tener agua potable en casa. Aunque sea después de 70 años cargándola sobre su cabeza. “Para mi era un sueño pero ahora es una realidad”, cuenta alegrada Heriberta.

La realidad, por desgracia, es que contaminamos y malgastamos el agua cada vez más. Las guerras del agua ya generan conflictos internacionales, según la ONU, 300 actualmente en todo el mundo. “En Europa, en Asia vamos a tener muchas tensiones muchos conflictos entre distintas cuencas geográficas y entre distintas zonas políticas para conseguir una mejor utilización del agua”, explica Jaime Díez, analista económico de XTB. Una utilización razonable del agua que evitaría lugares en masificados como los campos de golf en pleno desierto de California.