Un grupo de espeleólogos cántabros ha descubierto y explorado el que, según aseguran, es el mayor pozo vertical de España y uno de los primeros del mundo, con una profundidad de 435,92 metros y situado en la ladera de Porracolina, en la vertiente del valle de Calseca, en Ruesga.

Dos de estos espeleólogos, Luisiano Sedano y Adrián Fernández, junto al presidente de la Federación Cántabra de Espeleología, Manuel González Morales, han presentado en el centro cultural La Vidriera de Camargo este hallazgo, descubierto a través de una exploración conjunta de unas 35 personas del Speleo Club Ábrigu y del Club Cántabro de Exploraciones Subterráneas.

La exploración se ha realizado durante los meses del pasado verano, aunque la primera proyección tuvo lugar en primavera, poco después de descubrir una serie de nuevas torcas en la zona, en una de las cuales comprobaron la existencia de una "pequeñísima" boca con "un soplo de aire".

Sedano ha explicado que, después de remover escombros y piedra, dieron con una entrada que les hizo suponer que había tras ella una gran cavidad. El pozo se encuentra muy cerca de la torca del Tejón, cuyo pozo de Los Pasiegos, con 346 metros de caída libre, ostentaba hasta ahora el récord en la Península, puesto que el dado hoy a conocer supera en casi 100 metros esa profundidad.

Este grupo de espeleólogos ha necesitado hasta cuatro entradas, o lo que es lo mismo, cuatro días para poder instalar los anclajes y equipos necesarios, "colocados cada 15 ó 20 metros", para poder "atacar" y culminar la exploración y llegar hasta el fondo de la cavidad, algo que ha requerido el uso de casi 600 metros de cuerda.

Una tarea laboriosa, no exenta de esfuerzo y complicaciones, como las caídas de agua "constantes" a lo largo del recorrido o tratar de encontrar la manera de esperar suspendido tanto tiempo de las cuerdas, tal y como explica Luisiano Sedano, quien ha considerado "un regalo" y "algo excepcional" el hallazgo.