Firmar un consentimiento informando de que se cumplen los requisitos es el primer paso para ser donante de esperma en España. Pero también sirve para afirmar de que se cumple la ley, porque el esperma de un mismo donante sólo se puede utilizar para seis embarazos con éxito y en una sola clínica.

"Es cierto que puede venir cualquier persona y decir que no ha donado en otro centro, y en ese caso el responsable en consecuencias legales o penales sería la propia persona que está mintiendo en un consentimiento que es formal", explica la doctora Susana Cortés, responsable de laboratorios de Clínica Tambre.

Los donantes ganan hasta 70 euros por cita, pero no hay un registro nacional y todavía cada centro tiene el suyo propio pese a que se reclama desde 1988.

"De momento, lo único que podemos hacer es confiar en la voluntad de decir la verdad de los donantes de saber si han donado en otros centros", señala Agustín Ballesteros, director de IVI Barcelona y presidente de la Sociedad Española de Fertilidad.

Pero podría suceder como en Holanda, donde un médico en Róterdam inseminó con su propio esperma a decenas de mujeres, o donde un donante anónimo visitó hasta 11 clínicas y ahora tiene más de 100 hijos biológicos. Un error que podría evitarse cruzando los datos entre las clínicas.

"Ese registro podrá controlar los embarazos que se generen fruto de los tratamientos de fertilidad en centros autorizados, pero los embarazos que se generen a través de la venta de Internet de semen directamente al usuario no habrá manera de controlarlo", añade Ballesteros. Por ello, aseguran que el registro nacional es un primer paso en la buena dirección, pero insuficiente.