La primera semana de negociaciones en la cumbre del clima de París (COP21) ha culminado con la aprobación de un borrador de acuerdo que terminarán de ultimar los ministros de cerca de 200 países a partir del lunes, en tanto que los artículos más problemáticos siguen aún sin cerrar.

El documento aprobado por el plenario de la cumbre minutos antes del mediodía es fruto de cuatro años de trabajo de los negociadores, que recibieron el mandato de elaborar el texto de un acuerdo universal de lucha contra el cambio climático.

El texto ha pasado de los 55 folios con las que llegó a París a las 48 páginas de hoy, de las que 22 corresponden al pacto en sí que se prevé aprobar el próximo viernes, 21 a un paquete de decisiones que lo desarrollarían y cinco a un anexo con 96 propuestas de cambios introducidas por las partes a última hora.

La embajadora francesa en la cumbre, Laurence Tubiana, reconoció que el borrador aún recoge todas las opciones, muchas de ellas contradictorias entre sí, cuenta con más de mil paréntesis y deja sin resolver las dos áreas más conflictivas: la diferenciación entre países desarrollados y en desarrollo, y la financiación a estos últimos.

No obstante, admitió que el documento "indica el deseo de todos de alcanzar un gran pacto", aunque "todavía no estemos al final del camino" y "la mayor parte de los temas más problemáticos continúan sin resolver".

"Sobre esta base deberán negociar los ministros", que el lunes llegan París, dijo Tubiana, quien advirtió de que su Gobierno "no tiene un plan B" y confía en contar con la versión final el jueves por la mañana, para que los juristas la revisen y los traductores la preparen en los seis idiomas oficiales de la ONU, con el fin de que sea suscrita el viernes.

Tras Tubiana intervinieron en el plenario los portavoces de todos los grupos de negociación, quienes coincidieron con la idea lanzada por la jefa del equipo negociador de la Unión Europea, Elina Bardram, quien dijo que es "un texto aceptable para todos".

A pesar de haber logrado una base para el futuro pacto universal de lucha contra el calentamiento en la primera semana, la mayoría de los negociadores reconocen que la labor diplomática que queda pendiente para los ministros es "tremenda".

"Nos hubiera gustado que el texto hubiera llegado a este punto con muchos más puntos cerrados", lamentó en el plenario la embajadora de Sudáfrica, Nozipho Mxakato-Diseko, portavoz de los más de 130 países del grupo de negociación G7 más China.

La directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, apuntó que "todas las opciones siguen estando encima de la mesa, no se ha avanzado en ningún punto político".

"La próxima semana será la del compromiso, cuando se deban cerrar los temas más difíciles", dijo Arias Cañete en rueda de prensa. Por su parte, las ONG se mostraron optimistas respecto a "cómo avanza el proceso", aunque cautelosas "por la lentitud con la que se progresa en el contenido".

Martin Kaiser, portavoz de Greenpeace, recordó que a estas alturas en la última cumbre en la que se trató de alcanzar un pacto global al respecto "había un texto de 300 páginas, frente a las poco más de 20 de acuerdo que hay en París, donde el clima de negociación es mucho más constructivo".

Kaiser alertó, sin embargo, de que "el acuerdo no está garantizado" y de que, "mientras los ministros vuelan a París, las naciones productoras de petróleo y la industria de los combustibles fósiles estudian cómo hacerlo explotar".

Uno de los puntos más ambiciosos que recoge el borrador es el referido a la subida de la temperatura al final de este siglo. Se contempla un objetivo muy ambicioso: que las temperaturas no superen el grado y medio en 2100, lo cuál mejora las expectativas inciales.

Esto es vital para la supervivencia de algunos países isleños que podrían desaparecer por la subida del nivel del mar.