Bajo las gélidas aguas de la Antártida se esconde un mundo lleno de vidas, es el Bentos, comunidades de erizos, algas, esponjas o corales. Unos organismos fundamentales en la cadena alimenticia, un equipo español ha investigado sus propiedades sumergiéndose a más de 20 metros de profundidad. "Los fondos marinos antárticos son muy desconocidos, especialmente por lo que hace referencia a la biodiversidad", asegura Conxita Ávila, bióloga de la Universitat de Barcelona.

Buscan en el Bentos moléculas que puedan tener aplicaciones medicinales. En estos seres vivos del remoto continente helado pueden estar los antibióticos del futuro. "Estas moléculas pueden tener una potencial utilidad para los seres humanos como antitumorales o antibióticos", recuerda Conxita.

El cambio climático también afecta a los bentos antárticos, la subida de la temperatura del agua, o tener un océano cada vez más acido por el exceso de CO2 pueden hacer desaparecer especies potencialmente beneficiosas. "Que desaparecen antes de saber ni siquiera que compuestos tenían o para que nos podían servir", explica la bióloga.

Este proyecto es uno de los muchos financiados por el ministerio de Economía y que se han completado con éxito en la trigésima campaña antártica española. "El ministerio financia la operación de los barcos y la apertura de las bases con uno de los siete millones de euros aproximadamente y la agencia ha financiado 13 de los siete proyectos", cuenta Marina Villega, directora de la Agencia Estatal de Investigación.

Y de las profundidades de la Antártida, si nos elevamos se puede ver en todo su esplendor, es el mejor mapa que existe en tres dimensiones de la superficie del continente austral. Lo ha creado la Agencia Espacial Europea con el satélite Criosad, para elaborarlo se han realizado más de 250 mediciones durante seis años. Un mapa que servirá para medir la evolución del hielo antártico y ver cómo le afecta el cambio climático.