La compañía Shell ha anunciado sus planes para comenzar las perforaciones este próximo verano en el oceáno Ártico, en Alaska, aunque un informe demoledor afirma que la limpieza de un vertido de petróleo en esa zona es casi imposible de limpiar, tal y como asegura Pilar Marcos, responsable de la campaña del Ártico de Greenpeace.

Recuerdos tintados de negro que nos llevan al Golfo de México en 2010, donde cinco años después, su ecosistema todavía sigue recuperándose. El oceáno Ártico es de los pocos lugares libre de la huella del hombre, funciona como un aire acondicionado global, y de él depende el clima del planeta. El informe de impacto ambiental que maneja el gobierno de Obama estima en un 75% la probabilidad de que ocurra un gran vertido, y tendrá que decidir si autoriza o no la extracción de petróleo.

Pilar Marcos afirma que Obama tendrá que decidir si quiere ser el líder contra la lucha del cambio climático, o por el contrario se convierte en el único país, junto con Rusia, que permite la extracción en el ártico.

El proyecto quieren llevarlo a cabo en dos mares de Alaska, el de Beaufort, y el de Chukchi, mientras que Rusia ya se adelantó extrayendo petróleo del mar de Barents. Greenpeace intentó evitarlo, pero 30 activistas acabaron detenidos a punta de pistola. La Junta de accionistas de Shell tendrá que pronunciarse y Greenpeace se ha colado entre sus accionistas para hacerse oír desde dentro.