PODRÍA CERRARSE DEL TODO A MITAD DE SIGLO
PODRÍA CERRARSE DEL TODO A MITAD DE SIGLO
El agujero de la capa de ozono en la Antártida comienza a cerrarse 15 años después
El agujero de la capa de ozono de la Antártida muestra sus "primeras huellas de curación" desde el 2000, según un artículo publicado en la revista Science por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, EEUU (MIT).
Los expertos, que han descubierto que el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida se ha reducido en más de 4 millones de kilómetros cuadrados desde 2000, cuando la reducción del ozono estaba en su apogeo, informan también de que la curación se ha ralentizado un poco debido a diversas erupciones volcánicas que se han sucedido de año en año.
El agujero de la capa de ozono tiene su origen en el cloro atmosférico procedente de los clorofluorocarbonos (CFC), compuestos químicos que fueron emitidos durante un tiempo en los procesos de limpieza en seco, aerosoles y viejos refrigeradores. Este fenómeno se descubrió por primera vez en la década de 1950 y ya en 1980, científicos del British Antarctic Survey comprobaron que el ozono total de octubre estaba disminuyendo.
En 1987, casi la totalidad de los países firmó el Protocolo de Montreal, a través del cual se prohibía el uso de los CFC a fin de reparar el daño medioambiental.
Casi 30 años después, "podemos estar seguros de que las cosas que hemos hecho han puesto al planeta en un camino de sanación", dice la autora principal, Susan Solomon, profesora de Química Atmosférica y Ciencia del Clima en el MIT, quien realizó el trabajo junto a Diane Ivy, del Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias, e investigadores del Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder, Colorado, EEUU, y la Universidad de Leeds, en Reino Unido.
El ozono es sensible no sólo al cloro, sino también a la temperatura y la luz solar. El cloro corroe la capa de ozono, pero sólo si está presente la luz y si la atmósfera es lo suficientemente fría como para crear nubes estratosféricas polares en las que puede producirse la química del cloro, una relación que Solomon caracterizó en 1986.
El equipo mostró que a medida que el cloro ha disminuido, la velocidad a la que el agujero se abre en septiembre se ha ralentizado. Además, los autores de este trabajo hallaron que este descenso coincide con las predicciones del modelo y que más de la mitad de la reducción se debió únicamente a la disminución del cloro atmosférico.
A medida que los niveles de cloro continúen disipándose de la atmósfera, Solomon no ve ninguna razón por la cual, salvo futuras erupciones volcánicas, el agujero de ozono no deba encogerse y, finalmente, cerrarse de forma permanente a mediados de siglo.
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