Zuckerberg ya advirtió ante el Congreso de Estados Unidos que "estamos ante una carrera armamentística" y que "hay gente en Rusia que se dedica a interferir en elecciones en todo el mundo", y ya está tomando medidas.

El 25 de mayo, Irlanda celebra un referéndum para modificar su ley del aborto, una de las más restrictivas de Europa. Facebook no quiere más escándalos, así que bloqueará junto con Google todos los anuncios relacionados con el referéndum que provengan de otros países.

"¿Puede pasar que un actor externo influya en un proceso de toma de decisión democrática de otro país y por lo tanto vulnere su soberanía nacional? Puede pasar. ¿Y ante esto hay que reaccionar? Hay que reaccionar", reflexiona el politólogo Carlos Rico, de la Universidad Pontificia de Comillas.

Zuckerberg, en plena crisis reputacional de su empresa, tiene con el referéndum de Irlanda una prueba de fuego, ya que para el analista David Barrancos, "Europa está sirviendo de campo de pruebas para cómo afrontar este fenómeno de injerencia extranjeras en procesos electorales nacionales".

En el horizonte están las elecciones de mitad de legislatura de Estados Unidos, en las que Zuckerberg quiere asegurarse de que "nadie interfiere". Y con más de 2.000 millones de usuarios, los expertos consideran que Facebook puede influir en procesos democráticos porque "si estudiamos casos anteriores como el Brexit o la elección de Trump, sí que ha habido un efecto que ha condicionado el resultado de estas elecciones".

El 25 de mayo, coincidiendo con el referéndum de Irlanda, entra en vigor la nueva ley de protección de datos. Tres días antes, Zuckerberg comparecerá ante el Parlamento Europeo por la filtración masiva de datos.