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El domingo se disputa la 96º edición.

Los ocho coches más impresionantes de la Subida a Pikes Peak 2018

Además de la presencia del prototipo eléctrico de Volkswagen Motorsport, la Subida Internacional a Pikes Peak contará con un variado ramillete de vehículos en competición, estos son los más exóticos.

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Son 156 curvas, casi 20 kilómetros cronometrados hasta la cima situada a 4.302 metros de altitud. Asfaltada completamente desde hace poco más de un lustro, la Subida a Pikes Peak se ha hecho famosa a lo largo y ancho del planeta no sólo por ser una de las más longevas en Estados Unidos, rozando ya la edición centenaria.

Además de la participación de nombres como Walter Röhrl, Sébastien Loeb, Ari Vatanen, Michele Mouton, Marcus Grönholm o ‘Monster’ Tajima, han sido las monturas las que han quedado en la memoria de los aficionados con preparaciones tan espectaculares como el Audi Quattro S1 E2, Peugeot 405 T16 PPIHC, Suzuki Escudo, Toyota Supra o el Volkswagen Golf Bimotor. La edición de 2018 ya no cuenta con la magia del recorrido mixto, pero sigue mostrándonos una gran selección de máquinas espectaculares.

Volkswagen I.D. R Pikes Peak – Romain Dumas

Es junto a las barquetas Norma del equipo de Simone Faggioli la gran estrella de esta 96ª edición de la Subida Internacional a Pikes Peak. Después de que sus tiempos en Clasificación mostraran que estaba en disposición de batir el récord absoluto de la prueba, Romain Dumas tendrá la responsabilidad de llevar hasta los 4.302 metros de altitud de la cima al primer prototipo eléctrico de competición de Volkswagen Motorsport. Apenas 1.100 kilogramos para 680 CV de potencia y tracción total que le permiten ser catapultado a más de 240 km/h y con una aceleración 0 a 100 km/h de 2,2 segundos.

Bentley Bentayga -Rhys Millen

Bentley decidía seguir con la promoción internacional de su nuevo SUV de Altas Prestaciones, el Bentley Bentayga con la participación en la Carrera hacia las nubes. El objetivo no es otro que el de batir el mejor tiempo realizado por un coche de dicho segmento en su variante de producción en esta prueba, un registro de 12 minutos y 35,61 segundos logrado por el Range Rover Sport en 2013.

Sin modificaciones en cuanto al rendimiento, el Bentayga mantiene de serie el motor W12 de 600 CV de potencia y un par máximo disponible de 900 Nm con el que se comercializa y únicamente ha sido adaptado en cuanto a medidas de seguridad y aligerado en unos 300 kilogramos (permitido por reglamento) a base de retirar elementos interiores no necesarios para la competición. A su volante, todo un experto de la Subida a Pikes Peak, el neozelandés Rhys Millen, hijo de Rod Millen y actual poseedor del récord de la carrera para vehículos eléctricos.

Gillet Vertigo – Vanina Ickx

Dos nombres históricos unidos para debutar en una de las grandes pruebas norteamericanas. Vanina Ickx, hija de Jacky Ickx decidía regresar a la competición después de recibir la llamada del fabricante belga de automóviles, Gillet. Bajo el mando de Tony Gillet, la marca decidía hacer un esfuerzo económico para celebrar su 25º año de vida con un prototipo especialmente construido para esta prueba y bautizado con el nombre de Gillet Vertigo Pike’X Peak que da en la báscula un peso total de kilogramos para los 380 CV de potencia que eroga el motor TSI de 2.0 litros de origen Volkswagen.

Sorpresivamente, lo más curioso de este modelo está en su carrocería, hecha de fibras de lino que le confieren más ligereza y unas propiedades mecánicas mejores incluso que la fibra de carbono según los responsables del proyecto. El coche será vendido después de la carrera para que todos aquellos que han financiado el proyecto puedan recuperar parte de su inversión.

Acura RDX 2019 – Jordan Guitar

No sólo Bentley estará presente en la carrera oficialmente con un SUV. Acura, brazo norteamericano de Honda, ha decidido darse cita con la prueba por séptimo año consecutivo. Para la ocasión, además de ceder los coches de asistencia para la organización, también volverá a desplazar un NSX dentro de la categoría Time Attack, un TLX A-Spec y otro TLX GT directamente sacado de la competición que disputó la Pirelli World Challenge.

Sin embargo, la mayor novedad será el Acura RDX 2019, un crossover que salió a la venta el pasado 1 de junio en Estados Unidos y que cuenta con un motor VTEC 2.0L de 350 CV que ha sido aderezado para la ocasión con un turbo de grandes dimensiones y un supercargador. Entre sus curiosidades, cuenta con una caja de cambios de 10 velocidades y un sistema micro-híbrido de 48V.

Enviate Hypercar – Paul Gerrard

Cody Loveland se ha convertido con los años en uno de los incondicionales de la categoría Unlimited. Amante del Honda NSX, este preparador hace tiempo que ya no compite, especialmente tras un duro accidente sufrido en la subida en la que su montura sufriría un posterior incendio.

Su último proyecto fue el de construir un chasis tubular para un prototipo en cuyo diseño contó con la ayuda de Sébastien Lamour, un ingeniero francés que ha trabajado en el equipo de Fórmula 1 de Sauber. Bautizado con el nombre de Enviate Hypercar, su primera versión contaba con un motor biturbo de 930 CV para menos de una tonelada de peso y era Paul Gerrard, reconocido especialista de cine e instructor, el encargado de llevarlo hasta la cima. Esta edición era su segundo intento, puliendo detalles especialmente dentro del kit aerodinámico, sin embargo, un problema con uno de los componentes del motor les ha dejado fuera antes ni siquiera de comenzar la carrera tras haber sufrido un conato de incendio.

Ford F1 1949 ‘Old Smokey’ – Scott Birdsall

Piloto y creador del que posiblemente sea uno de los primeros coches con estética Rat-Rodque vemos en una competición de estas características. El propietario del Chuckles Garage rescató una Ford F1 de 1949 completamente destartalada y semi-abandonada en una parcela para convertirla en una auténtica bestia con un motor diésel Cummins de 5.9 litros que está equipado con dos turbos Garrett y un Intercooler. En total, 1.233 CV de potencia para una pick-up que únicamente mantiene de serie la carrocería y el salpicadero.

Las grandes nubes de humo que genera en cada aceleración han hecho que los creadores la hayan bautizado con el nombre de ‘Old Smokey’, aunque su fortuna no ha sido demasiada después de sufrir una salida de pista en unos test previos y un fallo de motor que finalmente no les permitirá competir en carrera.

McLaren MP4-12C GT3 - Clint Vahsholtz

Clint es posiblemente uno de los competidores más experimentados de la Subida a Pikes Peak. La ha disputado en 26 ocasiones y ha conseguido en ella hasta 23 victorias de clase entre motos, Open Wheels y Super Stock. Este año, Flying Lizard y Toyo Tires lo convencieron para dar un paso más y ponerse al volante de todo un McLaren, en este caso de la versión de competición GT3 del MP4-12C que se ha convertido posiblemente en una de las unidades más bellas de la edición de este año.

Encuadrados dentro de la categoría Time Attack 1, será uno de los grandes candidatos a la victoria después de adaptar este coche de circuitos a las características de una competición así, tanto en materia de electrónica como de suspensiones y aerodinámica. Además del apoyo de la fabricante de neumáticos, McLaren ha desplazado a algunos de sus técnicos para que ayuden al equipo norteamericano en el debut de este año.

Chevrolet Sedán de 1936 - Ray Evernham

Piloto veterano y antiguo jefe de equipo de Jeff Gordon en la NASCAR, el de Ray Evernham es otro de esos equipos que se han animado a llevar sus joyas a la carrera. Concretamente Ray había desarrollado un Chevrolet Sedán de 1936 al que ha llamado 'The Ghost' y que dispone de una imagen muy estadounidense, Hot-Rod.

Con un propulsor Chevy SB-2 de 840 CV de potencia para 1.200 kilogramos, ha sido diseñado completamente a la vieja usanza, sin la utilización de programas informáticos en toda una oda a la ingeniería clásica. Al igual que Old Smokey ha tenido que sumar numerosos elementos aerodinámicos extra a su carrocería con el objetivo de mantener sobre el asfalto el coche incluso en la parte superior del recorrido, lugar en el que se pierde en torno al 35% de la carga aerodinámica debido a que la densidad del aire es menor.

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