Al sur de Estados Unidos se alza una de las representaciones megalómanas más ambiciosas del mundo moderno. Una hilera discontinua de muros de triple contención acompañados de un sinfín de recursos humanos y tecnológicos se extiende a lo largo de 3.000 kilómetros. El objetivo: impedir el paso de la inmigración procedente de México y otros países vecinos al territorio norteamericano.

La construcción de esta desmesurada fortificación, iniciada en los primeros años del gobierno de Clinton (1994), supuso un gasto milmillonario que se ha visto incrementado de forma constante hasta la actualidad. Más de 30 años después del comienzo de las obras, los estadounidenses siguen pagando una polémica inversión que ya cuenta con más de 1.000 kilómetros de valla. Esto es, un tercio de la frontera.

Actualmente, la barrera dibuja una línea irregular instalada en diversos núcleos urbanos de los estados de Texas, Arizona, California y Nuevo México. En los dos últimos, llega incluso a introducirse a más de 100 metros en el mar; una, en el Border Field State Park; y otra, en las playas de Tijuana.

Actualmente, la barrera dibuja una línea irregular instalada en diversos núcleos urbanos de los estados de Texas, Arizona, California y Nuevo México.

Los muros, vallas y alamabradas, entre otras construcciones, están acompañados en otros puntos de puestos de vigilancia (con un despliegue de más de 20.000 agentes), sensores de movimiento y sonoros y cámaras que hacen un control más exahustivo de los intentos de cruzar la frontera. El resto de la frontera está conformada por accidentes naturales, como montañas y ríos, donde la edificación es tan difícil como el acceso a EEUU a partir de los mismos.

En definitiva, todo un cúmulo de obstáculos que el gobierno estadounidense ha mostrado con orgullo, asegurando su efectividad. Pero ¿es realmente eficaz un proyecto que pretende frenar una inmigración que se ha incrementado en cientos de miles en las últimas décadas? No lo considera así el Instituto de Política Migratoria (MPI), que estima entre el 80% y el 90% el número de intentos exitosos de cruzar la frontera hacia Estados Unidos.

En contraposición, las medidas para asegurar el bienestar de las personas que intentan cruzar el muro tampoco parece ser una de las prioridades de la administraciones que han gobernado en EEUU. Desde la construcción del primer muro en el 94 han muerto más 9.000 personas intentando cruzar la frontera. En lo que va de 2017, más de una treintena de inmigrantes han perecido en su objetivo, según la Organización Internacional para las Migraciones.

Las preguntas sobre el muro de Trump: lo que queda por construir

Qué. "Vamos a construir un muro de verdad, no uno de juguete como el que tenemos". Así se ha referido en varias ocasiones el magnate republicano a su proyecto. No obstante, Trump ya ha dejado caer que no todo el trazado nuevo estará compuesto por 'muros' de hormigón como tal; en algunas zonas pretende levantar únicamente vallas que estarán cubiertas por otros elementos de detección instantánea de personas que se acerquen a la frontera.

En cualquier caso, las barreras, según varias de sus indicaciones en entrevistas, tendrán una altura de al menos cinco metros, aunque su propósito inicial es que midan alrededor de diez metros para que no puedan escalarse. También, deberán tener una profundidad cercana a los dos metros para que no se puedan crear túneles para cruzar. Y, sobre todo, será "bonito". Sí, esa es la palabra que ha usado el presidente de EEUU para avisar a los aspirantes a construir el muro, que no podrán descuidar es la estética. La Casa Blanca obliga a que la zona norte, la que da a Estados Unidos, sea más bonita.

El muro de nueva construcción tendrá una profundidad cercana a los dos metros para que no se puedan crear túneles para cruzar

Dónde. El político ha anunciado que El Paso (Texas), Tucson (Arizona) y El Centro (California) serán las primeras ciudades donde pondrá en marcha su proyecto fronterizo. Uno de los objetivos de Trump es ampliar y reforzar el vallado que ya hay presente en diversas zonas de estos estados, pero no cerrar completamente la frontera entre EEUU y México con barreras artificiales. Según sus palabras: "No necesitamos construir 2.000 millas de muro, necesitamos 1.000, porque tenemos barreras naturales".

Cuánto. Si bien en un principio la Administración Trump calculó que la construcción del muro costaría 8.000 millones de dólares, la cifra ha sido desmentida por un estudio de The Washington Post, que eleva el gasto a entre 20.000 y 25.000 millones; un gasto que, por otra parte, Trump continúa afirmando que "pagará México". Ante el continuado rechazo del gobierno de Peña Nieto a ser partícipe, Trump ha tenido que reconocer que el inicio de las obras será costeado completamente por EEUU, pero, insiste, "México, de alguna manera, y hay muchas, nos lo va a reembolsar".

De momento, Trump ha solicitado al Congreso 4.000 millones de euros para iniciar las obras. No obstante, mantiene que será México el país que abonará el coste total. Hasta el 29 de marzo, las empresas podían presentar sus proyectos para completar el muro. Entre ellas, una empresa toledana está entre las candidatas para adjudicarse las obras. Se trataría, según publica 'El Confidencial', de Quickfence SA, una fábrica de la localidad de Yuncler especializada en la instalación de vallados de alta seguridad.

Consecuencias del muro de Trump: más muertes, impacto ecológico y económico...

A partir de las escasas indicaciones que ha dado el mandatario norteamericano más allá de gritar "construiremos un gran muro", los primeros estudios ya son capaces de medir las posibles consecuencias que una barrera de estas características podría ocasionar en términos humanos, económicos y ecológicos. Una de las mayores preocupaciones que mantienen las ONG y otros órganos gubernamentales es el incremento de la cifra de muertos que podría suponer la construcción de esta frontera artificial. Principalmente, en el paso a partir de tramos naturales que, aun sin estar vallados, suponen un obstáculo mayor al salto de la valla.

Actualmente, el desierto de Sonora o el río Bravo/Grande son algunos de los puntos de tránsito más peligrosos que ya cuentan con una alta afluencia de personas. Varias investigaciones apuntan a un aumento de la tasa de mortalidad en esos parajes de reforzar el vallado en las zonas donde los intentos de cruzar la frontera son habituales. De hecho, desde 2004 se han recuperado los cuerpos de más de 1.000 migrantes en el desierto del sur de Arizona, según el medio 'newmatilda.com'.

Trump también pretende fijar un impuesto del 20% sobre todas las importaciones procedentes de México

No menos grave sería el impacto ecológico que ocasionaría el proyecto fronterizo de Trump. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Sonora asegura que el uso de hormigón y otros materiales necesarios para la construcción del muro generará una ingente cantidad de emisiones de dióxido de carbono que contaminaría gravemente los ecosistemas de varios parajes naturales de la zona. Esta afirmación contrasta con los estudios que aluden, además, a la dificultad en el desarrollo migratorio que llevan a cabo de forma habitual diversas especies animales que residen en los entornos a explotar.

Esto es, numerosos científicos y expertos han señalado ya el peligro que supondría las emisiones contaminantes de la construcción de fortificaciones en zonas de Arizona y Texas para las poblaciones migratorias de mariposas, así como para el desarrollo natural de la vida de gatos monteses de la zona, ocelotes, gatos moros y jaguares.

Las consecuencias económicas inherentes al muro de Trump ya se están viendo en los otros decretos antiinmigración que quiere imponer el magnate. De momento, ha amenazado a importantes marcas como General Motors con grandes aranceles si sigue fabricando coches en México. Trump también pretende fijar un impuesto del 20% sobre todas las importaciones procedentes de México para costear su plan fronterizo.

Si hablamos de los efectos negativos que tendría su muro, el Centro Wilson de investigación independiente valora en más de 1.000 millones de dólares el intercambio comercial diario que se da en la frontera a través de sus 40 puntos de tránsito. El estudio apunta a una reducción considerable de dicha cifra si se hace efectivo el cierre de fronteras, entre otros efectos inmediatos que golpearían directamente a la economía de la zona.