El racismo y la xenofobia de Trump comienzan a imperar en un país con una profunda trayectoria discriminatoria que ha manchado en muchas ocasiones su larga vida como sistema democrático. Las declaraciones y acciones del presidente de EEUU contra la inmigración -como el veto, ahora tumbado por la Justicia, a personas procedentes de países de mayoría musulmana o la propia construcción del muro- están tensando aún más los prejuicios en varios estados donde aún se cree que la comunidad negra ha de cumplir un rol social inferior al resto.

Resulta curioso que haya crecido el apoyo republicano de la comunidad negra con un candidato que no rechaza el apoyo del Ku Klux Klan

Uno de los enclaves con mayor tradición racista es Cleveland; paradójicamente, una ciudad de mayoría afroamericana ubicada en Ohio donde el paro entre la población negra casi triplica al de los blancos. Allí, una línea ferroviaria que servía de barrera simbólica para trazar los límites raciales entre zonas poblacionales de blancos y negros deja visible un problema aún sin solución.

En esta zona americana hay más jóvenes de la comunidad negra en paro o en la cárcel que trabajando. De hecho, lejos de su obligada desaparición, la segregación actual mantiene a los jóvenes estudiando en colegios diferentes según su color de piel.

Por ello se tienen muy en cuenta las acusaciones de racista que persiguen a Trump, un presidente que se ha negado a rechazar el apoyo que le da del Ku Klux Klan. Sin embargo, y a pesar de que en Cleveland Clinton se alzó sobre Trump con el 66% de los apoyos, el voto de la comunidad negra a los republicanos han subido dos puntos desde que Trump saltó al podium político como candidato. ¿Por qué? Una de las claves se halla en una iglesia afroamericana abiertamente partidaria de Trump. Hasta allí llegó incluso el magnate para pedir su bendición y rezó con ellos.

"Queremos el muro, queremos el veto. Queremos las cosas que está haciendo desde que inició su cargo"

"Cuando ves a un hombre que en todo su proceso político, en cada discurso, menciona a los que estamos infrarrepresentados... eso es bueno. Es el principio de un cambio real y verdadero en esta nación", cuenta Marcus Coleman a laSexta. A las puertas de la Iglesia del Renacer del Nuevo Espíritu, él, pastor, y su mujer intentan dar explicación al cambio de mentalidad que se ha dado entre la comunidad afroamericana respecto a su apoyo político.

"Ves todas las protestas en su contra, pero no nos oyes a nosotros. Queremos el muro, queremos el veto. Queremos las cosas que está haciendo desde que inició su cargo", afirma sin rodeos la mujer del pastor, Tanya Okara. Y precisa: "Estamos felices por ello. Eso es lo que quiero que la gente escuche, que estamos felices con ello".